Uno de los temores para solicitar un Feng Shui es la resistencia al cambio, el segundo gran temor es que se nos complique la vida y el tercero, perder la propia esencia o historia personal para caer en manos de espejitos y budas sonrientes.
Siempre hago la referencia a que una asesoría de Feng shui es como ir al médico. Tal vez este le sugiera cambiar algunas rutinas, hábitos de comida y hacer más ejercicio.
Implementar las sugerencias serán más o menos difíciles, pero con seguridad, sea cual sea la profundidad del cambio, los resultados le harán más saludable.
De igual manera, el Feng Shui, en su asesoría, con seguridad le indicará que debe cambiar algunas cosas. Es más, le sugerirá cambiarlas, pero solo usted decide si decide implementarlas.
Esto aplica tanto para un proceso de diseño como para intervenir una edificación ya construida, una casa de familia u oficina.
Le aseguro que los cambios no incluirán espejitos que cambien su estilo, menos significa tirar por la borda toda su historia, sus muebles y objetos queridos. En el caso de un diseño, no se arrancará de cero, se respetará el camino recorrido.
Tanto en una asesoría familiar como para un proyecto arquitectónico o de interiorismo, el bagaje emocional y profesional de todos los que participan en el proceso son vitales. Ninguna sugerencia será invasiva y le aseguro que podremos negociarlo para llegar al nicho que cumpla con los objetivos.
Una asesoría de Feng Shui debe ser recibido como un un aporte que suma, y nunca que resta, a sus conocimientos y proceso de vida.