Es una Ciencia – Arte.
Ciencia porque logra un diagnóstico basado en estudios y análisis técnicos que permiten una formulación de estrategias para lograr la salud de cada espacio en particular y en un tiempo específico.
Y Arte, pues estas estrategias se implementan mediante la sutileza y la estética del color, la forma, la ubicación con objetos que cumplen no solo su cometido energético sino estético y visual.
Es así que el Feng Shui nos enseña, entre otras cosas, cómo escoger el lote más apropiado, adonde se depositan en él las mejores energías, que afectaciones positivas o negativas trae la topografía, el agua, las vías y otros accidentes del paisaje, para enfocarse y canalizar lo más favorable sobre la futura edificación proyectada.
A nivel arquitectónico, imprime directrices hacia lo funcional para crear y conducir corrientes positivas que vienen del exterior hacia el interior donde puede llegar a indicar coordinación del uso acorde con los patrones energéticos in situ, vínculos entre espacios favorabilidades y finalmente sugerencias sobre el diseño interior en cuanto a acabados, materiales, colores e incluso distribución de mobiliario, luces, plantas y objetos en general.
En un ambiente armonizado habrá salud física, mental y espiritual!
Al Feng Shui, sea que lo consideremos ciencia o arte, nos lleva a sacarle el mayor partido al potencial energético a cualquier entorno, aprovechando al máximo las energías del universo para traernos algo tan “sencillo” como Felicidad.
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