Normalmente cuando expreso que hago terapias personales con gemas y cristales, la gente se imagina que mi sistema es el que el paciente se acuesta y se le colocan diferentes piedras sobre el cuerpo, con la intención de armonizar chackras, bajar estados de ansiedad, etc.
Sin embargo mi sistema se aparta completamente de estas prácticas ya que en ningún momento la persona de manera pasiva se acuesta en una camilla o similar.
El proceso, simple y complejo a la vez, se hace sobre la mesa.
Mas de 200 piedras de todas partes del mundo están a disposición para ser escogidas.
Cada una de ellas con un potencial de vibración que resuena con la parte física, mental y emocional.
Escogida una temática de vida que se quiera trabajar, quien consulta escoge y coloca al frente las piedras que más le llamen la atención.
Analizada la problemática que expresa su elección, referida al tema que se quiere trabajar, el sistema se va moviendo.
No hay guión para esta parte de la consulta, cada caso y proceso invitan por si solos a la movilización. Las piedras se mueven (a veces solas), anexamos, sustituimos, reacomodamos. Muchas piedras se asoman, se retiran. A veces el proceso pide apoyo del tarot, a veces todo es solo gemas, hasta lograr el equilibrio armónico que resuelve fenomenológicamente la situación de la vida real.
Normalmente toda sesión la rematamos con una pequeña meditación, donde de nuevo, todo puede pasar, solo puedo decirles que es allí cuando todo cierra. Es allí cuando el consultante redondea la sesión al ver y percibir lo que en este plano no haya logrado comprender